LA RENTABILIDAD PERFECTA

 Cuando me incorpore al club no sabía en que terreno me estaba metiendo. Pero poco a poco

a medida que asistía a las partidas y me relacionaba con los miembros una fuerte necesidad

de compartir experiencias y vivencias se ha ido apoderando de mi mente. La necesidad de

compartir criterios y visiones se me hace inevitable. Estoy aprendiendo a absorber de mi

entorno real mayor número de detalles antes poco perceptibles. Me he dado cuenta que

muchos patrones mentales son ejecutados con pocos datos como para tener el criterio que

se tiene. Me ha impresionado como han experimentado cambios importantes en maneras

de pensamiento personas que como yo ingresaron nobeles en el club. Eso me hace pensar

y sobre todo por mi entorno real que yo estoy mejorando en la abertura de mi mente a

conceptos nuevos. Si yo lo percibo de las personas que voy conociendo ellos también lo

deben percibir de mi.

 Cuando en las partidas aparecían preguntas nuevas o antiguas mis alertas personales las

respondían cargadas de connotaciones culturales personales. Incluso muchas de ellas se

me quedaban convertidas en pieza de rompecabezas completamente descolocadas. En la

distancia empiezo a colocar como por arte de magia algunas de esas piezas y de golpe

una abrumadora catarata de conocimientos interrelacionados emana provocándome 

emoción, entusiasmo y serenidad. Son las mismas palabras proporcionando conceptos

nuevos mas claros y mas transparentes. 

 Si uno piensa que no es posible por condicionante cultural que un rendimiento del capi-

tal por deuda no puede ser muy superior a su coste. No puede entender los milagros del

apalancamiento pues solo puede pensar que el ahorro como empleado ,por tanto modes-

to, es la forma razonable de acumular capital. El camino es difícil pero posible. 

 Si uno no puede creer y ver rentabilidades altísimas no puede apreciar, aunque entienda

el concepto, las maravillas del interés compuesto. 

 Si uno no entiende que es hacer que el dinero trabaje para ti. No puede entender la for-

tuna que se esconde detrás de ese maravilloso concepto. El interés compuesto solo tra-

baja cuando es el dinero el que trabaja para ti. Nunca trabajando por dinero.

 Con Franco lo he comentado muchísimas veces. Mi coyuntura familiar me aporto un 

escenario de aprendizaje inmensurable e invalorable. Aunque fue muy duro el proceso

de aprendizaje solo puedo dar las gracias infinitas por haber estado inmerso en él. Ello

me empuja a compartir con los miembros del club de manera vital esas vivencias. No

puedo desvincularme de ello . Siento que tengo la obligación moral y espiritual de

compartir esos aprendizajes desgranando todas las situaciones vividas y aprendidas.

 Si una persona ahorra 10.000 € al año durante 30 años  tendrá a su jubilación 300.000 €.

Si el banco le da un 1% percibirá 3.000 € anuales y si su jubilación es de 20.000 € 

anuales. ¿Tiene sentido el esfuerzo de ese ahorro durante tantos años?. Mi respuesta

la obtengo de este supuesto: si pierdo ese dinero o me lo gasto solo pierdo los 3.000 €

del rendimiento tanto si me los gasto o lo pierdo. Por tanto mi respuesta es depende de

la persona. Pero para mi ese dinero se habría transformado en 2, 7, 10 millones de € en 

activos que me proporcionarían un  flujo de efectivo infinito que me aportaría anualmente

150.000 , 500.000 o 1.000.000 €. Porque creo en al capacidad de crear riqueza y creo

en la capacidad de compartir esa riqueza. No se puede ayudar a los demás si solo generas

el ingreso para tu supervivencia. Por supuesto todo es cuestión de visión personal.